Sobra decir que esto tiene que ir unido a una buena utilización de las medidas de seguridad que la OMS (Organización Mundial de la Salud) ha publicado recientemente. Como ya sabemos, es de vital importancia mantener la mínima distancia de seguridad, lavarse las manos con jabón o alcohol en gel con mucha frecuencia, utilizar pañuelos cuando sientas que vas a estornudar o toser y cubrir bien tu nariz y boca.
El sistema inmunológico depende en gran medida de los estímulos externos, no tanto de la genética.
A parte de procurar tener un buen descanso y hacer ejercicio, como antes hemos mencionado, la alimentación es la herramienta más relevante en la batalla contra cualquier tipo de virus.
En primer lugar, es fundamental que cocines bien los alimentos que ingieres sobre todo; la carne y los huevos.
Seguidamente, hay que tener muy presente un término que no todo el mundo conocerá, el microbioma intestinal. A medida que envejecemos la variedad de microbiomas, que se encuentran en nuestro intestino, disminuye, lo que está directamente relacionado con el sistema inmune. Para cuidar tu microbioma es imprescindible la presencia de probióticos y alimentos fermentados. Algunos ejemplos de estos últimos podrían ser los quesos artesanos, el tempeh, el kéfir o la kombucha…