Lo cara positiva del coronavirus

Pues bien, esto se tradujo en un descenso trascendente del consumo de combustibles fósiles. Durante el parón del país se continuó observando como los niveles de dos agentes contaminantes disminuyeron con una rapidez pasmosa. Hablamos del dióxido de nitrógeno (NO2) y del dióxido de carbono (CO2).

A finales de Febrero Corea del Sur, Irán e Italia se situaban en la cabeza de contagios por detrás de China. Sus maniobras fueron nuevamente las mismas que había llevado a cabo el gigante asiático. Entre otras consecuencias, las aguas de la ciudad de Venecia, extremadamente contaminadas desde hace muchísimas décadas, se empezaron a observar limpias y cristalinas.

Poco después el resto de regiones pertenecientes a la Unión Europea y demás territorios siguieron las mismas medidas. Esto se tradujo en que muchas especies de animales se vieron campando a sus anchas por las ciudades de vacías, lejos del peligro y el miedo que los seres humanos les infunden.

Es por tanto cierto afirmar que esta desaceleración económica de la que China salió poco antes de 60 días y en la que nosotros aún permanecemos, trajo consigo unos efectos inesperados y tremendamente beneficiosos para nuestra madre tierra.

Por tanto, esta situación puede enseñarnos a pensar más allá del bien individual, a pensar en el medioambiente y lo agradecido que es siempre. No deberíamos dejar que esta lección se nos olvide…