Para muchos creyentes alrededor del mundo la celebración de la Pascua es un hecho de gran relevancia. Diferentes culturas lo celebran de forma distintiva, pero sin duda alguna la pasión, muerte y resurrección del hijo de Dios es una tradición que mantienen miles de pueblos. Aunque este año se festejará de una forma bastante atípica.
Las congregaciones están suspendidas, las reuniones de más de 50 personas han sido canceladas, instituciones eclesiásticas han tenido que adaptarse de acuerdo a las eventualidades que se viven hoy en día. Un virus azota el mundo y no es tiempo para la desobediencia, es tiempo para el recogimiento, para permanecer en casa, en familia.
La gran diferencia en ejecución pero no en sentimiento
Uno de los cambios más notorios es la forma de celebración de muchos creyentes. Dónde no se podrán asistir a los templos religiosos, ni podrá realizarse la tradicional bendición de los ramos, la bendición de las aguas o la muy conocida procesión de Jesús de Nazareno. Otras comunidades creyentes acostumbran a tener reuniones en sus templos dónde comparten con sus hermanos de fe y con la familia.
Por otro lado, la tradicional búsqueda de huevos de pascua se verá suspendida este año, pues el mundo enfrenta un confinamiento que es necesario para preservar el mayor número de vidas humanas.